jueves, 22 de agosto de 2013

Volver al lugar

Y encontrarte con que la gente que era chica creció, y que los grandes se achicaron, se arrugaron, ¿Entendés?
Que lo que parecía tan lejano, como recibirte o enamorarte (da igual) ahora está a la vuelta de la esquina, y te agarra un poco de dolor de panza y de "me voy a cagar en cualquier momento", y los nervios te carcomen por adentro, como jugos gástricos, que se te suben por la garganta, te queman las cuerdas vocales, te hacen arder.
Y esos ácidos suben y se te salen de la boca,  gastritis verborrágica que te hace dejar de caretearla, y bardear al que no te bancás (haciendote creer que tenés total impunidad, y no la tenés)
Volver al lugar siendo grande, no virgen, con algo de barba incipiente; volver al lugar, y no soportar, sentír que desencajás, que ya no vas a poder volver a las ficciones que antes funcionaban muy bien.

Volver crecido, o crecer a medida que volvés, en ese micro larga distancia con comida que parece ya digerida. Con olor nauseabundo a desinfectante moral, reflexionás y pensás un poco sobre el a dónde te lleva el camino y los kilómetros recorridos,  camino en el cual se  pegaron el polvillo de ruta patagónica y el viento  húmedo y crustáceo del mar, dónde se han pegado personas-bichos al vidrio,  algunos barridos por el limpiaparabrisas,  y otros se quedaron ahí, durante todo el camino, y se bajaron al llegar a destino...

jueves, 15 de agosto de 2013

De los elefantes rosados


14 de noviembre de 2010 a la(s) 22:09
"Desde hace un tiempo me viene obsesionando este tema de los elefantes rosados.Esto no implica discriminación o filtro alguno para los elefantes de naturaleza no rosada, o no floreciente en la imaginación de un pibe que intenta crecer y no puede -no puede-  (y eso que ya esta grande)
Me obsesiona el marfil y las trompas rosadas. El caracter de nube de estos animales los hace impalpables (solo imaginables) y permitiendose su palpabilidad solo en sueños de niños o mas exclusivamente en delirio de alcoholicos, de borrachos empedernidos arrojados al cordón, o de anciana ochentosa divagante criadora de gatos que, paradojicamente, la odian aunque  ella les dedique su vida.
Tímidos e impresionables, estos seres de trompa han optado por alejarse del mundo humano, al contrario de sus parientes grises, que son mas lentos, y mas solidarios. Se suelen remontar en grandes nubes caribeñas (pues son propensos a reunirse en zonas calurosas) y hasta suelen zambullirse en alguna playa desprevenida, despoblada, o poblada de algun niño, que poco le importa que un ser rosado bañe su cuerpo en el mismo charco que él lo hace. En sus reuniones mensuales se debaten principalmente dos temáticas, la una se refiere básicamente a su política de no acercamiento al hombre promedio, estando en vigencia esta política desde que tienen recuerdo, con la excepción de la claúsula que les permite acercarce a borrachos delirantes y a niños jocosos (claúsula que por cierto no han perdido oportunidad de aprovechar). El segundo tiene que ver con el tema de cambiar/teñir el color de su piel, por uno menos chicloso, menos ostentoso. Esta discusión por lo general esta atravesada de tensiones, y termina en conflicto y pelea, y en sangre violeta, entre los conservadores y los revolucionarios.Por eso los elefantes rosados convienen en asistir a estas reuniones sin sus afilados colmillos de marfil."

 Juani

lunes, 12 de agosto de 2013

Soles



Arremetiendo contra mares de espuma
y vientos de plumas ligeras -parecidas a la espuma-
viendo como se alejaba la tierra para cubrirte de mar y de arena, 
de sal, de algas,  de azufre que carcome la piel,
del fuerte sabor a hiel que sale de tu balsa,
el olor a madera mojada...te trae recuerdos
lo que dejaste...
lo que olvidaste..
lo que cambiaste por todo esto...

Domino 13 de abril, de 2008

sábado, 10 de agosto de 2013

Caiga quien Caiga

En este determinado momento de mi vida, lleno lleno de imbecilidades o de ignorancias desmedidas, me di cuenta que hay cosas que duelen.
No es que la vida es una especie de ritual masoquista, sino que la vida, limpia y sencilla como la vemos, nos presenta situaciones.

Estas situaciones son en las que decís y comprendes que aveces, para estar mejor tenes que hacer cosas que no te gustan.
Como el esclavo que se suicida por la fuerte opresión de su amo

Como el soldado que recibe orden de disparar por la espalda a un enemigo






Lo último salió re Layla, así que, te lo dedico 


23 de agosto, 2008

Por calle 50

Me encontré un viejo terminándose una botella de whisky en un rincón
Una pareja que se daba besos fríos en una escalinata
Un padre que le daba consejos de vida a su hijo (su hijo usaba zapatillas Pony)
Un hijo que escuchaba atentamente consejos de vida de su padre (mientras retorcía sus zapatillas rojas sobre el pavimento)
Un violinista escarchado, muy, muy artista.
Un taxista apurado. Tocaba la bocina,  molesta.
Un chico que caminaba, tenia la nariz fría, y no llegaba, y no llegaba.

Caballero de hojalata

 "El hojalatero olvidó darme un corazón".
Hombre de hojalata. El mago de Oz


 Se concibe con espantosa sensación que el reloj dejó de funcionar bien, y en vez de dar vueltas para adelante, da vueltas para atrás. Huele un aliento a esperpento que bloquea toda salida del lugar, pilas de mugre y trapos se acumulan en cada rincón que no contienen ninguna necesidad más que el simple aliento a mosca, fétido -amable- pero fétido, que es posible apreciar siempre que uno conserve la cordura en cada uno de esos rincones.
 Junto a ese rincón mugriento, uno va reconstruyendo sus recuerdos a través de objetos, de cosas:  el juguete,  la merienda,  la hora del té. Y si los reconstruye y los revive, es dichoso, y mantiene una suerte de relación abnegada con el pasado -pasado/presente- futuro, realidad, ahora, cosmos insondable, sol, hidrógeno, millones y millones, toneladas de uranio, de, de mercurio y de otras porquerías químicas.
Y de repente sube hasta ese altillo lleno de trapos y de polvo, y se hunde en el cosmos, ahora de objetos abandonados que reconstruyen memorias sin proponerselo. Adelante, caballero de hojalata



Martes, 26 de enero de 2010