sábado, 10 de agosto de 2013

Caballero de hojalata

 "El hojalatero olvidó darme un corazón".
Hombre de hojalata. El mago de Oz


 Se concibe con espantosa sensación que el reloj dejó de funcionar bien, y en vez de dar vueltas para adelante, da vueltas para atrás. Huele un aliento a esperpento que bloquea toda salida del lugar, pilas de mugre y trapos se acumulan en cada rincón que no contienen ninguna necesidad más que el simple aliento a mosca, fétido -amable- pero fétido, que es posible apreciar siempre que uno conserve la cordura en cada uno de esos rincones.
 Junto a ese rincón mugriento, uno va reconstruyendo sus recuerdos a través de objetos, de cosas:  el juguete,  la merienda,  la hora del té. Y si los reconstruye y los revive, es dichoso, y mantiene una suerte de relación abnegada con el pasado -pasado/presente- futuro, realidad, ahora, cosmos insondable, sol, hidrógeno, millones y millones, toneladas de uranio, de, de mercurio y de otras porquerías químicas.
Y de repente sube hasta ese altillo lleno de trapos y de polvo, y se hunde en el cosmos, ahora de objetos abandonados que reconstruyen memorias sin proponerselo. Adelante, caballero de hojalata



Martes, 26 de enero de 2010

No hay comentarios:

Publicar un comentario