lunes, 30 de junio de 2014

Indoloro no es vivir


Si no duele no se vive. Creo que pensando un poco y volviéndome adentro, interiorizandome, puedo decir algo así como "el amor termina con mucho dolor, y sin embargo volvemos por mas" 
Y podemos extrapolar esta cuestión a cualquier esfera de la vida de una persona cualquiera sea, y es así que uno camina, camina y de tanto caminar aveces se cansa y necesita sentarse un rato, reflexionar bajo la sombra de un árbol, o mejor mientras se camina bajo una lluvia serena de verano que ni siquiera tendría que existir (gracias cambio climático). Bajo esa reflexión se esconden un par de pensamientos típicos como "hasta acá llegué, este es mi límite", "para que enamorarme, no quiero seguir sufriendo" o una de mis favoritas "yo ya di todo y salí lastimado ¿para que arriesgarme de nuevo?". Así de cursi, pero así de cierto.
Y uno se pregunta ¿hasta cuando? y también si es posible seguir derecho por una carretera cada vez mas borrosa, mas desdibujada, y uno se pregunta si puede transitar por ahí obviando el paisaje -cualquiera sea- y pensando también (y el pensamiento ya se sale de tu cabeza, aprieta las paredes de ese cráneo tan estrecho y tan calcificado, tan cerrado en si mismo, tan obtuso, tan cuadrado) que de pronto ya no vale la pena resistirse, e invaden asi las ganas de abandonar todo, tirarlo todo por un barranco y arrojarse, abandonarse al impulso primero, ese impulso vital que nos saca para adelante y nos condena a la misma vez.
Esta cuestión es un poco imposible, imposible en seres tan etéreos y tan éticos como nosotros, y tan arraigados en las relaciones y en los sentimientos
Aquél que se jacte de ser humano y de haber vivido, es aquel precisamente que se somete un poco al dolor de ese " haber vivido", de haber sufrido penas -cualesquiera sean-
Humano aquel que se ha sabido resisitr al impulso, e igualmente aquel que se ha abocado al impulso primero y ha terminado en alguna cama ajena vacía de sentido con un cuerpo tibio al lado
Humano el que se ve imposibilitado de arrojar todo al basurero por un hilo que pende y que por lo general es un sentimiento, una anécdota, o quizás recuerdo de borrachera en algun antro de una ciudad bonaerense a plena madrugada
Humano aquel que, vencido en algún momento de su vida, tiene ganas de parar y sentarse a reflexionar abajo del anteriormente mencionado árbol o lluvia veraniega
Humano aquél que toma el riesgo en sus manos de pasar una noche desvelado con la cabeza pegada a la almohada y los ojos abiertos grandes como platos para pensar un poco en el futuro, y en los porqués, y en los cuando.
Humano el que a pesar de eso se levanta cada día y se anima a hablar en la cara, a sentarse con un mate y con su problema en manos, dejando la hipocresía del otro lado de la puerta
Humano el que se quiebra y expone una voluta de su alma vaporosa para dejar salir un pequeño atisbo del volcán interno que lo domina
Humano el que a pesar de saber que duele, vive, y viviendo se arriesga a salir lastimado
Porque a fin de cuentas y como digo siempre, vivir nos hace mas humanos
y porque vivir implica que duela bien bien adentro de vez en cuando...




1 de noviembre, 2009

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