lunes, 16 de junio de 2014

"La manera en que los neuróticos obsesivos intentan detener el tiempo es permanecer en la duda, ya que una decisión siempre implica una pérdida. Tal escamoteo entraña mirar la vida como desde un palco, rechazando estar en el escenario del devenir; de ahí que no querer que el tiempo pase, creerlo eterno, conduzca paradójicamente a la mortificación. Freud hace suya la frase latina Si vis vitam, para mortem: “Si quieres soportar la vida, prepárate para la muerte” y, también, “Si quieres vivir la vida, prepárate para la muerte”; prepararse quiere decir no soslayar la finitud.
Clásicamente, en el intento por preservar el ser de la finitud se separa el ser del tiempo. El amor y la verdad siempre han tenido la pretensión de quedar resguardados de los avatares temporales, confinados ellos al “fuera del tiempo”. No por nada se habla de las “verdades eternas” y los “amores eternos”. Gilles Deleuze dice que el tiempo pone a la verdad en crisis; agreguemos que también al amor. La manera de mantenerlos estancos es... no ponerlos a prueba. Por ello los amores imposibles son los que aspiran a una eternidad en cuanto no se realizan, pero al mismo tiempo son amores muertos, coagulados en un eterno presente, fijos en lo que podría haber sido."


http://www.pagina12.com.ar/diario/psicologia/9-247826-2014-06-05.html

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