lunes, 30 de junio de 2014

Tormenta

Se perfilaba una suerte de barrer en el horizonte. De barrer tornado, de barrer ventisca, con tierra que se te mete en los ojos, con polvo y ramitas, y barría. Arrasaba con todo y con la insondable oscuridad de un bosque sueco de nogales verdi/azules que cumplen el fundamental papel de detener las lluvias en las cosechas primerizas de girasol y de algodón. Y ese barrer arrasaba, arrasaba, y perfilaba, porque también permitía un pronóstico de las próximas ventiscas. Decían por los pueblos aledaños a los nogales verdiazules que si uno lograba contar la cantidad de colores de la ventisca barredora, podía saber, podía dominar. CONOCIMIENTO. conocimiento de lo venidero, de lo que es , de lo que fue. Conocernos implica conocerte. Conocer el pasado, permite el futuro. Decían por ahí, que el momento venidero no se cumplía, se volvía potencia, se arrojaba, se barría. Quizás se perfilaba entre nogales de algún color absurdo inventado por un poeta triste cansado de tanto caminar, y , quien sabe, quizás de tanto tratar de inventar y rebuscar y rebuscar y no encontrar. Y quién sabe si en esa perfilación de ventisca arenera barredora de todo, de todo, de sueños , de otras ventiscas, quizás se cuele en el pequeño enorme abismo del ser una hoja verdi azul (de aquellos nogales) y penetre en la luz, y en la oscuridad, y quizás tenga un destino glorioso en un arreglo artesanal, quizás no tan glamoroso en una alcantarilla, en mano de niño que pide deseo, en manufactura barata explotada, en amores, en siesta en el parque, en otoño llegado antes de tiempo, en invierno que quiere quedarse mas de lo que debe. Que perfile cuando quiera.


17 de octubre, 2009

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